REFLEXIONES «TXIRRINDULARIS» LXIV. POR QUÉ «SECRETOS IMPERFECTOS» ES UNA SOBRESALIENTE NOVELA, PERO TAMBIÉN ES MÁS DE LO MISMO (ERMITA DE «SAN MARTÍN» EN BEDIA, VIZCAYA)

Publicado: 5 marzo, 2023 en Artículos Opinión, CICLISMO, Las Reseñas Sexpirituales

Ermita de «San Martín» en barrio de Ereño (perteneciente al municipio de Bedia, Vizcaya)

La última vez que reseñé novela negra fue «El Murciélago» de Jo Nesbo. Generalmente, suele ser una saga detectivesca o policial. Leí el segundo libro de aquella serie, mucho más flojo, y ya no continué.

En esta ocasión, siempre por recomendación de mi amigo y autor Alberto Valverde, decidí hincar el diente a «Secretos imperfectos», escrito al alimón por Hjorth & Rosenfeldt.

La premisa comienza en una comarca cuya tranquilidad es violada por el asesinato de un adolescente. Ante la ineptitud de la policía local, un equipo criminólogo (sería, en este caso, el FBI sueco, supongo) va a intentar esclarecer el crimen. A este grupo de expertos se le unirá el retirado psiquiatra criminal Sebastian Bergman (por motivos egoístas) para consternación de sus compañeros y deleite del lector.

Vamos al grano: la novela está bien, te hace pasar un buen rato y te lo acabas en un periquete, que es de lo que se trata. No exenta de humor, sobre todo cuando Bergman aparece con toda su retranca, su retahíla de expresiones bruscas, que raya la prepotencia y lo deja a uno de piedra y, en no pocas ocasiones, con una sonora carcajada. Pero también, cabe destacar la facilidad que tiene para triturar sus relaciones afectivas y profesionales. Es incontestable que estamos ante un protagonista carismático, lince en su oficio (por eso lo soportan), pero con una nula inteligencia emocional. En síntesis: es un cabeza de chorlito, por hablar en cristiano.

Lo más curioso es que es muy consciente de su rasgo autodestructivo (y nefasto en la relación con el prójimo), pero parece importarle menos que un accidente de bicicleta en Pekín.

Aunque no he leído muchas novelas nórdicas, puedo decir que todas parecen tener (por favor, los fans, permítanme esta pullita ahora que no hay moros en la costa) el mismo arquetipo oscuro como estrella de la función: hosco, mujeriego, con un pasado dramático elevado a la máxima potencia, pero que, para el lector, puede ser (y es) adictivo.

Los secundarios, hay que decir que están correctos y cumplen su papel a la perfección; igualmente, parecen estar, en cierta medida, creados para «sufrir» al intérprete principal y para que este se luzca. Si además la trama está bien serrada, como sucede en este caso, entonces tenemos una novela redonda, gracias a unos autores sólidos que saben lo que hacen.

Pienso que la ahora llamada novela nórdica es lo que llamaríamos cine palomitero. Por hacer otro símil, la novela negra sería lo que en la frecuencia modulada denominaban «radiofórmula» (modelo de programación monotemático, basado generalmente en la música y repetitivo, lo que es una garantía de éxito). Dicho esto, quiero señalar que es una lectura que recomiendo, porque cumple exactamente lo que promete y no engaña a nadie; hace pasar un buen rato y, hoy en día, eso es más que suficiente. Un punto negativo: en ocasiones, para mi gusto, hay demasiadas explicaciones y descripciones, lo cual ralentiza el ritmo (es decir, ¡caray, que le sobran páginas!). Sin embargo, da lo que esperamos del género; el producto no miente, y eso es de agradecer. Imagina que compras un disco de AC/DC y, en vez de hard rock, te dan un tortazo padre porque encuentras que han cambiado de estilo y todos sus temas son tecno, te sentirías, y con razón, timado. Pero aquí no hay estafa.

Cuando iba acabando la novela, tenía decidido no continuar con la saga. Me sucede siempre que intuyo alguna sorpresa esencial que luego se revela tal y como la pensé. Sin embargo, ambos autores, muy hábiles diría yo, dejaron un caramelo inesperado que me hizo dudar de si prorrogar, o no, mi interés por su segunda entrega. Así que, por ellos, chapeau.

Tampoco es de sorprender esa última «bala» para enganchar. Uno de los firmantes (Hans Rosenfeldt) es guionista de una de las series policiacas escandinavas más celebradas en Suecia («The Bridge») y, claro, se nota su mano experta en estas lides.

Hoy nos damos un calentón de tres pares y subimos al barrio de Ereño (perteneciente al municipio de Bedia, Vizcaya). Unos desniveles de agárrate y no te menees por pista cementada, pero con regalo: un bosque precioso y, en la colina, la ermita de «San Martín».

El doce de noviembre es su festividad y aquí (en Ereño) se hace una hamaiketa y misa.

*Spoiler: Al final he caído en los encantos del canalla de Sebastian Bergman y ya tengo entre mis manos la segunda entrega: «Crímenes duplicados».