REFLEXIONES «TXIRRINDULARIS» XIV. LA «IGUALDAD» DEL FEMINISMO Y LA «DECONSTRUCCIÓN» DEL VARÓN (ERMITA DE «SAN JUAN» Y «SAN ANTOLÍN» EN OBA, DIMA)

Publicado: 21 noviembre, 2021 en Artículos Opinión, CICLISMO

Alcanzando la ermita de «San Juan» y «San Antolín» en lo alto de Oba (Dima)

Hace unos años, no muchos, iba paseando cuando una lectora conocida se me acercó y me preguntó si yo era feminista. Le dije que no y, contrariada, me replicó que «la hacía de menos al no serlo, porque el feminismo es igualdad». Como en aquel entonces era, o aún me consideraba joven, lo resolví respondiendo que no necesitaba el feminismo para tratar a todo el mundo igual y con respeto. Parece ser que mi contestación no le gustó, porque no me ha vuelto a dirigir la palabra y mucho menos a comprar uno de mis libros.

Así que ya sabéis, para no perder clientes no hagáis como yo y callaros un poco esa boquita; hay que seguir vendiendo, que las letras del banco no se pagan solas.

No obstante, he reflexionado y sé que una de las mejores cosas que puedo hacer por mí mismo es aprender a pensar correctamente. Así que he madurado un poco en lo que me dijo aquella buena mujer y he pensado en «deconstruirme» como varón.

Lo que pasa es que no sé cómo empezar y, ante todo, no sé adónde dirigirme.

Estaría bien saber en qué oficina o sucursal de «igualdad» puedo devolver esos «privilegios» que tengo como hombre; esos que me impiden acceder a ciertos trabajos públicos con tanta facilidad como mis compañeras, ya que ellas disponen de cuotas. O el privilegio de ahogarme en caso de que se hunda un barco mientras se salvan mujeres y niños, o el de ir a la guerra si estalla un conflicto bélico; u otros privilegios más cotidianos, como el de quedarme sin nada y sin la custodia de mis hijos (si los tuviera) en caso de divorcio o separación, o el de tener una pena mayor que la que le darían a una mujer por cometer el mismo delito (asimetría penal), o el privilegio de que mi pareja mujer pueda pegarme y maltratarme sin consecuencias penales, el de que esté prácticamente invisibilizado el maltrato y el acoso que pueda sufrir por parte de una mujer, y el de no tener presunción de inocencia ya que la justicia debe tener «perspectiva de género», por lo que mi palabra no vale lo mismo ante la ley.

Tantos son que me avergüenzo. Así que, por favor, ¿dónde puedo devolver mis privilegios de varón opresor y heteropatriarcal?

Es que ya no me interesan.

Quiero abrazar el feminismo porque es «igualdad».

Otra solución sería autopercibirme mujer y así, de golpe, renunciar a todos mis derechos como hombre y, por sororidad, sufrir como mujer junto a mis compañeras de lucha.

No sé, tengo que pensar cómo hacerlo bien porque estoy decidido. ¿A ustedes se les ocurre una solución sencilla, rápida y eficaz? Déjenmela en comentarios si les place.

Este domingo nos vamos de visita a la ermita de «San Juan» y «San Antolín» en lo alto del barrio de Oba (Dima). Llegamos temprano y con bastante bruma. No obstante, estos días también tienen su encanto y, por tal razón, hoy hay más «generosidad» con las fotos.

Y aprovecho también para dar las gracias a Tele 7 por la oportunidad de presentar mi trabajo ««JESÚS, EL HOMBRE MODERNO. 10 «leyes» para sobrevivir a tiempos posmodernos»» (os dejo el enlace a continuación)