CONFINAMIENTO OBLIGADO Y LOS MISÁNTROPOS

Publicado: 6 abril, 2020 en Artículos Opinión

El poeta inglés Lord Byron (1788 – 1824)

El confinamiento forzado que estamos teniendo es toda una prueba de resistencia. Habrá personas que lo lleven bien, algunas regular y, muchas otras, fatal. Es probable que las personas acostumbradas a estar solas lo vivan con más naturalidad, pero para aquellos que sienten que su casa los ahoga, esto debe de ser lo más parecido a una tortura.

Sin embargo, poco o nada estará afectando esta situación a los misántropos, pues evitar el contacto con otros seres humanos es parte de su naturaleza.

Misántropos famosos ha habido. Entre ellos, la célebre autora Patricia Highsmith, que prefería la compañía de sus muchos gatos. La novelista era alcohólica. Y es que el misántropo muy marcado suele tener tendencia a la autodestrucción. Comentando esto, me viene a la cabeza, no sé por qué, la loca de los gatos de la serie animada: «Los Simpson».

El caso es que hace prácticamente nada, los problemas vitales de España eran «poder llegar a casa sola y borracha», decir «portavozas» y «todes», Greta y sus broncas de pancarta, o enterrar a la momia de Franco en otro cementerio que no moleste.

Problemas, oigan, súper serios todos.

De repente, nos enfrentamos a una contrariedad de las de verdad y, encima, mundial. Nos cuentan que un virus, por negligencia, se escapó de China. Tenemos que creernos la versión oficial. Porque, claro, ¿cuál sería otra explicación plausible?

¿Un ataque marciano?

¿Los illuminati moviendo los hilos desde la sombra?

¿Una ofensiva de las élites para ver nuestro nivel de aborregamiento y, así medir un ataque final con el que despojarnos de nuestras libertades para siempre?

La respuesta de los problemas presentes suele ser la más simple y lógica: nuestros políticos son muy, pero muy, mediocres. Me explico con una pequeña lista:

-Son gente que no han tenido jamás un negocio y, muchos, nunca han trabajado en uno. Sin embargo, solo saben lanzar improperios a grandes empresarios que arriman el hombro como Amancio Ortega.

-No suelen tener hijos, pero te dicen cómo educarlos. Por supuesto, en su ideología política y en un humillante adoctrinamiento «de género»

-Vociferan que saben mucho de crear empleo, pero casi todos tienen un currículum vacío y en el que no han pisado una empresa privada. Ni siquiera por despiste.

-Ellos son muy listos y, los que disentimos, debemos ser muy tontos, ¡porque enseguida nos mandan a leer! Tan capaces son que, oigan, decidieron enviar en tromba a la población por la manifestación del 8M. A contagiarse todos. Por sororidad, supongo.

En conclusión:

Son grandes economistas, pero aún no hay ninguna medida a favor del pequeño empresario ni del autónomo, que son los que dan riqueza al país.
El problema de natalidad se va a arreglar con una buena cuarentena. Eso, o un porrón de divorcios próximamente.
Se les llena la boca con la sanidad pública, pero no entienden que lo público depende de lo privado. Si no existe una buena salud en las empresas no se puede sostener un estado del bienestar.
Y, si finalmente España quiebra, nos quedará el consuelo de haber conseguido decir «Congresa de les Diputades» o poder visionar películas y series feministas con mucha diversidad racial y cultural. Muy posmoderno todo.

Grandes misántropos célebres de la historia se deben estar descojonando en sus tumbas, observando nuestra merecida ruina como especie. Tal vez, en honor a ellos, esta cuarentena me ponga a leer a Lovecraft o relea algún cómic de Alan Moore (este autor aún está vivo, ¿eh?).

Y, quién sabe, puede que revise el film «Mejor imposible», con un excelso Jack Nicholson, con Óscar incluido, interpretando un personaje insociable y huraño con claros aspectos misándricos.

Porque es el momento exacto de comprenderlos y, quién sabe si de disfrutarlos, en toda su magnitud.

Ritxard Agirre – https://ri2chard.wordpress.com/

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