REFLEXIONES «TXIRRINDULARIS» XL. POR QUÉ LA LEY ABOLICIONISTA ES OTRO ABSURDO POSMODERNO DE LA IZQUIERDA MÁS HIPÓCRITA (ERMITA DE «SAN MARTÍN» EN ALONSOTEGI)

Entrada a la ermita de «San Martín» perteneciente al municipio vizcaíno de Alonsotegi

Esta semana, según las fuentes periodísticas, casi tres mil trabajadores del sexo protestaron frente a la sede del PSOE. Quieren frenar la ley abolicionista que los dejará en unas condiciones laborales clandestinas lamentables.

A mí, lo que me alucina de este socialismo es su parecido con el despotismo ilustrado, un régimen político del siglo XVIII cuya máxima era: «todo para el pueblo, pero sin el pueblo». En aquella época reinaban las monarquías absolutistas. El iniciador de este tipo de régimen un siglo antes, había sido el Rey Sol (Luis XIV) con su lema «el Estado soy yo».

Ahora, el socialismo hace lo mismo.

Las personas que trabajan en el mundo del sexo exigen protección y, lo más importante, que el Gobierno se siente con sus representantes o algunas de sus plataformas.  No reclaman nada especial, solo lo que un trabajador de cualquier otro gremio tiene por derecho constitucional: seguridad social y acceder a una jubilación en el futuro (ponen de ejemplo las leyes existentes en países europeos como Suiza, Holanda y Alemania, donde es una profesión regulada con impuestos y derechos).

Mientras tanto, el gobierno más feminista (y mucho feminista) de nuestra historia les ofrece más despotismo: una propuesta de 400 euros (para que no den la brasa) y que malvivan. Pero parece que la propuesta les ha salido rana, y el mundo de la prostitución desea que las dejen trabajar y que no se metan en sus vidas; complicado lo van a tener, tenemos un Estado que cada vez se mete más en nuestra privacidad (te dediques a hacer felaciones por dinero o no). Y, si nadie lo remedia, esta ley absurda de poner puertas al campo verá la luz en octubre.

Una aclaración importante que debo hacer (y es que hay que decirlo para que esa gente profesional en ofenderse por todo no confunda las cosas) es que en mi blog no y nunca se defiende la trata; eso es un acto criminal y está penado ya como delito. A lo que me refiero en este post es a la libertad que tiene cada persona de hacer con su cuerpo lo que desee sin que un Estado paternalista y puritano le imponga un juicio moral y le diga cómo puede o no ganarse las alubias. ¿Por qué podría el Estado prohibirle a una persona adulta y libre que tenga sexo por dinero?

Deseo mencionar al periodista José Luis Balbín, fallecido esta semana, y aprovecho para recordarlo citando un párrafo de mi ensayo ««JESÚS, EL HOMBRE MODERNO. 10 «leyes» para sobrevivir a tiempos posmodernos»» (Amazon), sobre las formas respetuosas de dirigir y presentar un programa de tertulia:

««Recuerdo, de mozo, el programa de televisión «La Clave», presentado por José Luis Balbín. Era un espacio de debate en el que reinaba el respeto y el turno de palabra. Hoy, lamentablemente, es impensable algo así en las parrillas televisivas. Ahora, cuentan las interrupciones, quién grita más y, lo que debería ser una confrontación de ideas educada, se convierte en un show mediático»».

No olvidemos que cuando las feministas no tienen argumentos suelen recurrir a la burla, al cliente lo llaman putero (como desprecio), e incluso suelen apelar a la infamia, llamándolos violadores. En resumidas cuentas, no buscan un debate constructivo porque ahí están perdidas. Por tanto, recurren al archiconocido «ad hominem» y al insulto como principales armas.

No obstante, lo que más me alucina de este gobierno de izquierdas que busca lo mejor para el pueblo es que no se reúne con el pueblo ni lo escucha. No veremos a la inefable Irene Montero bajarse de su pedestal ideológico para dar atención a aquellas personas que desean vivir del sexo como profesión con plena autonomía.

Lo de «mi cuerpo, mi decisión» es solo una soflama. Se lo pueden preguntar a todas las azafatas y modelos de eventos deportivos que perdieron hace pocos años unos muy buenos dividendos. Ya no pueden ejercer esa profesión porque las «cosifica». Por supuesto, hubo quejas de aquellas bellas mujeres, pero nadie las escuchó y, ¿cómo no?, nadie se reunió con ellas.

¿Qué más pruebas se necesitan para entender que a este feminismo del Ministerio de Igualdad no le importan las mujeres? En todo caso, casi se podría decir que las desprecia si no acatan sus preceptos absolutistas, si no están en su «pensamiento colmena», si no asumen una militancia y una obediencia ciega.

En conclusión, este feminismo actúa igual que una secta, porque aborrece al que piensa distinto.

Hoy toca pedalear hasta la ermita de «San Martín», perteneciente al municipio vizcaíno de Alonsotegi. Este pequeño santuario de 1909 está situado en la ladera del monte Zamaya (estribación norte del Ganekogorta) y tiene una construcción rectangular y en mampostería, rematada con una cruz de piedra y con aberturas en arco de medio punto.

Si se desea llegar en bicicleta, aviso que hay pendientes que alcanzan el 23% de desnivel. Al menos, apenas hay tráfico excepto el de los pocos vecinos y de, tal vez, algún huésped del albergue que se encuentra en este barrio y se llama igual que la ermita: San Martín.

Todo un reto txirrindulari.

Ritxard Agirre – https://ri2chard.wordpress.com/

TÍTULOS A LA VENTA (AMAZON y ORÁCULO DE DELFOS)

«TARÓTICO. Un viaje Sexpiritual»

««KIRK BOSTON contra la banda de Mark «el Guapo»»

««JESÚS, EL HOMBRE MODERNO. 10 «leyes» para sobrevivir a tiempos posmodernos»»

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