Posando tan ricamente en «San Roque de Olazábal» (Dima)
Desde hace ya un tiempo veo, no sin cierta perplejidad, personas (generalmente, mujeres) en redes sociales (Facebook) o plataformas audiovisuales (TikTok, YouTube) repitiendo automáticamente esos mantras posmodernos y new age de que son «fuertes», «independientes», «empoderadas», «que se sienten completas, muy realizadas y que no necesitan a ningún hombre», etcétera.
Me asalta la curiosidad de que siempre estén remarcando que no necesitan al varón para nada, y me pregunto: ¿y por qué no a la mujer también? ¿Por qué esa obcecación con el hombre? Si tan autosuficiente eres, no necesitarás a nadie, a ninguna persona independientemente de su sexo, ¿no? Ahí dejo la pregunta y si alguien desea responderla, por favor, que lo deje en comentarios.
Este tipo de féminas, que repiten en bucle (y hasta el hartazgo) estas máximas, se propaga más que la cepa más virulenta del coronavirus; se reproducen como champiñones y tienen el mismo empacho doctrinal. Ni siquiera intentan cambiar un poco el dogma ideológico; es siempre la misma turra. Escuchada a una de ellas, escuchadas a todas.
Pero no le doy mucha importancia, porque son lo que llamo «narcisistas blancos»; es decir, que no dañan a terceros, solo a sí mismos. ¿Y por qué digo que esta gente se busca la ruina con ese pensamiento de autosuficiencia?
Esencialmente, porque es falso. Y es falso porque, en mayor o menor medida (dependiendo de cada uno), todos necesitamos del prójimo.
Empezaré desde lo material. Por ejemplo, el piso en el que resido, la ropa que me pongo, la comida que consumo, por decir solo cosas fundamentales, para que yo disfrute de ellas, muchos otros han tenido que dar su sudor.
Entonces, alguien me puede rebatir contestando: «Pero, Ritxard, se refieren desde un punto romántico, amoroso o incluso espiritual». Mi respuesta es que en este punto somos aún mucho más dependientes, porque el ser humano es, fundamentalmente, un ser emocional. Necesitamos que nos quieran, nos escuchen y nos ofrezcan atención. Una gran muestra de esto es el film «Náufrago» (2000). En esa película, Tom Hanks sufre durante años el dolor de la soledad en una isla perdida de la mano de Dios. Para sopotarlo, recurre a todo tipo de artimañas y quienes han visto la película recuerdan como habla con «Wilson» (un simple balón) para no sucumbir a la locura.
Por eso digo que debemos tener cuidado con estos valores falsos que transmitimos a los jóvenes (y a los no tan jóvenes): el engaño posmoderno de una falsa independencia, de que vale con solo tenerse a uno mismo. Pareciera que están pidiendo al Universo pasar por el drama de del protagonista de la película que he mencionado (y pocas cosas se me ocurren más terroríficas que nos puedan pasar en la vida que la del film del oscarizado director Robert Zemeckis). No les deseo que tengan que comprender con jarabe de palo que somos interdependientes no solo en lo material, sino también en lo emocional y espiritual.
Comencé el post señalando que son las mujeres las que repiten estos mantras de falsa autosuficiencia y empoderamiento, y es que, en verdad, nunca se lo he escuchado decir a un varón. ¿Por qué este mensaje de autonomía artificial ha calado más entre ellas? Quizás sea porque las mujeres, con frecuencia, son más emocionales; no digo que no haya hombres que compren este discurso, pero son menos (o al menos no veo yo a varones dando la brasa con este tipo de cuentos).
En definitiva, se crea un falso «poder» porque su relato es falso (es simple adoctrinamiento que apela a lo emocional).
En esta existencia, he comprobado que las personas suelen carecer de lo que más hacen alarde y suelen atacarte con aquello que, íntimamente, más temen.
Como conclusión, entiendo que, tal vez, el verdadero poder no sea estar pregonando a cada instante que eres totalmente independiente, fuerte y tan guay que no necesitas a nadie, cuando es, justamente, todo lo contrario. Creo que el auténtico poder se basa en la humildad de aceptar que solos poca cosa valemos, admitir que dependemos los unos de los otros y que somos falibles. Muy falibles.
San Pablo lo resume muy bien en esta cita:
«Cuando soy débil, entonces soy fuerte» (2 Corintios 12:10)
Hoy toca pedalear hasta el barrio de Olazabal para disfrutar de las vistas y de la ermita de «San Roque». Es un lugar precioso, que se encuentra en un pequeño alto del municipio vizcaíno de Dima. Su festividad es el 16 y 17 de agosto y se celebra con un campeonato de bolos (decir, como curiosidad, que aquí se juega con siete bolos).
En el interior de la ermita, observamos una plegaria en euskera, que reza así:
Hemen datoz danok pozik
(Aquí venimos todos felices)
Zure Aurrera otoizka
(rezando ante tí)
ERROKE deuna maitea
(querido San Roque)
Gure zaindari ona
(nuestro buen protector)
ERROKE deuna maitea
(querido San Roque)
Gure zaindari ona
(nuestro buen protector)
Ritxard Agirre – https://ri2chard.wordpress.com/
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El Blog Sexpiritual 
A decir verdad eso de no necesitar de otras personas, independientemente de qué sexo sean, tambien se lo he oído decir a hombres. Incluso durante unos años he sido uno de ellos y hace ya algún tiempo que me doy cuenta que esa actitud me ha hecho perderme experiencias
¿Conoces la falacia del hombre de paja? Pues eso es lo que acabo de leer. Cuando una mujer/hombre o individuo dice que no necesita a nadie, o no quiere hacerlo, se refiere a un plano emocional. Muchas personas se sienten orgullosas de haberlo logrado, viven su vida, son independientes emocionalmente y tienen sus relaciones, sus amigos, sus familias, porque el ser humano es un ser social y está en su naturaleza vivir en sociedad.
Parece que te moleste que haya personas que vivan solas plenamente sin necesitar ser querido con un amor constante cerca, o ser halagados, o sentir ser necesitados por otras personas, es más, parece que realmente lo que te molesta es escuchar decírselo a mujeres «posmodernas». Espero equivocarme, pero noto un tufillo misógino en toda ésta reflexión. Si es así, lo mejor es curarla cuanto antes, ama y déjate amar, sin mayor misterio, la propia relación conducirá a un camino u otro. Si las mujeres «posmodernas» dicen eso, como afirmas tú y generalizando (aunque también hay muchos machos diciendo exactamente lo mismo), piensa también que han sido muchísimos siglos de opresión que ante el clima de libertad actual, se convierte en una verdadera estampida de comentarios etc… que no deben tomarse tan a pecho, sino más bien como una reacción natural a la opresión vivida y transmitida de siglos atrás.
Un saludo.
Muchas gracias por tu comentario.
Estoy de acuerdo contigo en que necesitamos ser independientes. No obstante, en mi post mi intención es hablar de la ilusión de la autosuficiencia: el decir que no necesitamos a nadie. Las personas nos necesitamos las unas a las otras. A eso me refería. Gracias otra vez y un saludo.
Jajaja. Los hombres nos vamos a extinguir. Si las mujeres son plenamente autosuficientes económica y emocionalmente no se van a formar parejas hetero hombre-mujer y tener sexo con ellas va a ser una quimera. Sólo vamos a optar a ser donantes de semen (el que está dispuesto a darlo). Bromas aparte, pocos tíos he oído que reconozcan que no necesiten del sexo femenino. No sé, igual hay tantos hombres como mujeres que se declaran autosuficientes. El que tenga información (estadisticas) fiable que la diga. En un mundo perfecto tod@s deberíamos ser interdependientes para atender a nuestras necesidades fisicas y afectivas. Tenemos carencias y lagunas y somos sociales. Pero como este mundo perfecto verdaderamente no lo es.
Aparte es un fallo que le veo a una parte del feminismo: que no necesita de los hombres, es una lucha de y para las mujeres en la que los hombres no debemos inmiscuirnos porque les restamos protagonismo (¿?) y podemos pervertir los objetivos porque no sabemos de los problemas que sufren las mujeres y pensaríamos más en sexo, tocándose así con los verdaderos machistas que piensan que los hombres si nos declaramos feministas es para intentar tener favores (ligue o sexo) de las mujeres, como que no ibamos a aportar nada, cuando es algo que nos afecta porque convivimos juntos.
Yo soy una de esas mujeres que ha dicho alguna vez :»no necesito a ningún tio a mi lado para ser feliz». Sin embargo, sí necesito sentir el cariño de mi familia y de mis amigos para ello. Por eso mismo también suelo decir:»puedo vivir sin pareja, pero no sin amigos» (permitidme incluir en la palabra «amigos» a ambos géneros, masculino y femenino, como cuando éramos normales y nadie se molestaba por ello). A lo que voy, es que quizás, por mi experiencia en las relaciones de pareja, he llegado a la conclusión de que no necesito convivir con un hombre para sobrevivir, soy capaz de hacerlo sin esa figura. Pero eso no implica que no me gustaría poder compartir mi vida con alguien que en lugar de restar, sumase. Claro que sí, pero sería un complemento, no una necesidad. Efectivamente las mujeres somos más emocionales que la mayoría de los hombres, y podemos necesitar más el tener a alguien que sepa cuándo y cómo darte un buen abrazo, que simplemente tener a alguien con quien echar un polvo. Porque esta última parte, para nosotras, para la gran mayoría al menos, no es una necesidad. Y esa necesidad emocional, la cubre, si te rodeas bien, tu círculo de amistades y/o tu familia. Por supuesto, esta es mi versión, no pretendo hablar en nombre de otras mujeres.