REFLEXIONES «TXIRRINDULARIS» CIII. POR QUÉ LA PALABRA «EMPODERAMIENTO» ES UN HORROR MANIPULADO (REGRESO A LA ERMITA DE «SAN SEBASTIÁN» Y «SAN FABIÁN» EN ARRANKUDIAGA, VIZCAYA)

Publicado: 22 diciembre, 2023 en Artículos Opinión, CICLISMO
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Regresando a la ermita de «San Sebastián» y «San Fabián» (siglo XVIII) en el barrio de Basakoetxe (Arrankudiaga, Vizcaya)

A uno le da ternura escuchar como algunas mujeres —feministas, cómo no— proclaman a los cuatro vientos que los hombres nos sentimos intimidados por mujeres «fuertes», «independientes» y «empoderadas». Por alguna extraña razón —que no alcanzo a comprender—, dichas mujeres se creen a pies juntillas que ser agresiva, masculina, ruda y, en general, desagradable las hace «fuertes».

No, reinas, no.

Esas «cualidades» son precisamente las que os hacen ser insufribles.

Y, aunque algún «aliade» os aguante (para intentar mojar el churro, claro), la mayoría elegimos no hacerlo. Preferimos otras opciones mejores, ¡gracias!

Pero, al turrón. Hoy quería hablar de ese verbo usado con tanta grandilocuencia —e imagino que con el mismo grado de ignorancia— como es «empoderar».

Porque «empoderar» es una palabra perversa; ya que viene a decir que la persona «empoderada» es alguien que carece de poder y necesita de algo para tenerlo: una actividad, una ley, un grupo o, en resumidas cuentas, algo o alguien que se lo aporte.

Vamos, un horror de dimensiones kafkianas.

No me maten, que no lo digo yo, sino la Real Academia de la Lengua Española. A continuación les muestro la prueba:

            *Empoderar, según la RAE, es hacer poderoso o fuerte a un individuo o grupo social desfavorecido. Dar a alguien autoridad, influencia o conocimiento para hacer algo.

Por tanto, alguien que tiene poder no necesita «empoderarse». Entiendo que todos los seres humanos tienen su poder dentro (su dignidad, su honor, sus valores y su propia fuerza). Otro tema será que no lo usen, que se lo entreguen a otros o que no sepan que lo tienen. ¡Pero eso no significa que no lo tengan!

Esto de «empoderar» y «empoderarse» me resulta algo siniestro. Y lo más espantoso es que solo se utiliza en lo referente a las mujeres. Es como si les dijeran: «Tú, pobrecita, débil marginada». (Poco falta para que las llamen también «inútiles»). «Sí, tú, ven que yo te doy el poder si haces esto o lo otro; y entonces sí que serás poderosa».

En definitiva, más o menos sin pitorreo, viene a decirles que si se dejan pelos en las axilas, si dicen «todes», si juegan al fútbol, si hablan como los camioneros, si se cortan el pelo a lo militar, si se vuelven más agresivas, si llegan a ser CEO de una empresa —o cualquier pantomima que suelten cuatro exaltadas feministas que no distinguen un elefante de unas pantuflas—, entonces ¡sapristi!, ¡se sentirán mega-empoderadas!

Dicho en una frase: que si se transforman en un hombre, básicamente, entonces tendrán poder.

Para que nos entendamos, y en resumidas cuentas, bajo el paraguas del feminismo la mujer tiene que hacer lo que hacen los hombres y ha de gustarle lo que les gusta a los hombres. Y la recompensa —por hablar, vestirse y funcionar como ellos— será que «tú, mujer, vas a tener poder».

Oigan, ¡qué maravilla! ¡Hay que jorobarse! Es lo más misógino que jamás he visto y escuchado.

En fin, atónito se queda uno, pero tenía que decirse y aquí se ha dicho.

Asimismo, y para redondear el mensaje de este artículo, os recomiendo la lectura de otro de mis posts: «Reflexiones «txirrindularis» XLI. Por qué a la mujer posmoderna se la engaña con falsos mantras de independencia y empoderamiento».

Esta vez, pedaleo de nuevo hasta la ermita de «San Sebastián» y «San Fabián» (siglo XVIII) en el barrio de Basakoetxe (Arrankudiaga, Vizcaya). Es un lugar que me llama a regresar porque siento que es un «cetro de energía» (si quieres saber de qué hablo pincha aquí). Aquí el chi es brutal. Y si quieres conocer más de la historia de esta ermita te recomiendo ver mi post de enero (junto con la reseña de una novela fabulosa: «Neverwhere» de Neil Gaiman, pincha aquí)

¡Salud y pedales! ¡Felices fiestas, empoderadas o no!

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comentarios
  1. NeverMind dice:

    Si esa es la definición de la RAE, yo he estado utilizándolo mal continuamente. Para mi, como ejemplo, hacer deporte es empoderarme, como individuo de la especie humana, no como hombre o mujer. Hacer deporte me suma cualidades, me da fuerza y hace sentir poderosa ante las adversidades que me vayan surgiendo. Me va «subiendo de nivel», no sólo física sino también mental y emocionalmente. Ese es un ejemplo para mí de empoderamiento. No hace falta pertenecer a un grupo desfavorecido ni que nadie te otorgue ese poder. Parte de uno mismo y te hace crecer como persona. No estoy de acuerdo con la RAE y mucho menos con cómo se utiliza el verbo en ciertos círculos sociales porque parece que ese poder se lo tienen que «regalar» y creo que ese poder, poder de ser, aprender, desarrollar, conocer, nace de cada individuo y nadie puede otorgarlo ni retirarlo. Si alguien busca empoderarse, debe buscar más hacia dentro y no culpar a la sociedad de lo que no encuentra fácilmente, porque todo requiere un aprendizaje y una disciplina.
    Ahora claro, siempre es más fácil que una camarilla te empodere sin demasiado esfuerzo…

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