REFLEXIONES «TXIRRINDULARIS» LXXIX. UNA BREVE CRÓNICA DE LA PRIMERA ETAPA DEL TOUR 2023: BILBAO-BILBAO (ERMITA DE «SAN URBAN Y SAN JORGE» EN ZEANURI, VIZCAYA)

Publicado: 2 julio, 2023 en Artículos Opinión, CICLISMO

Ermita de «San Urban & San Jorge» en el barrio de Urkiaga (Zeanuri, Vizcaya)

Me quedé viendo el Tour en mi casa. Me alegra que esté en Bilbao, algo histórico, pero lo mío no es la multitud y decidí prestar atención desde el sofá.

Aquí lo veo, y disfruto, más feliz que una perdiz.

En el Botxo la etapa, se podría decir, empezó hace meses. Me parece bien, hay que amortizar lo invertido (y si hay que dar bombo y platillo, se le da la mandanga que haga falta), aunque a algunos, entre los que me encuentro, hayamos acabado más agotados que un veterinario después de curar los callos a una familia de ciempiés.

No importa el sacrificio: es bonito, y la Villa se pone el traje de etiqueta.

Tal vez me molesta la excesiva, e inevitable, politización del evento deportivo. Este acontecimiento, para los políticos nacionalistas, es como un caco ante el «golpe» de su vida.

Pero a lo que vamos, lo esencial es el Tour. Y no hay queja. Hasta el día fue botxero 100%: temperatura agradable y sirimiri ocasional.

Empezó con la típica fuga de salida intrascendente. Por detrás, los equipos de los favoritos, controlando para que, como es previsible, los más fuertes se jueguen los cuartos en la ascensión al Vivero y el calentón de Pike.

Al paso por Gernika el pelotón se lo toma con calma. Los escapados han sido neutralizados, y la lucha por la etapa y por el primer maillot amarillo de este 2023 va a hacerse esperar

Empiezan a subir el Vivero, el primer puerto que subí en serio con 14 años. No van a fuego ni tampoco hay valientes que quieran dar un disgustillo a los más fortachones. Mucho miedica y nadie al que le apetezca un órdago. Nadie se mueve, excepto para los puntos de la montaña.

Hoy juegan a no perder.

La bajada del Vivero a Lezama se cobra las primeras víctimas. Entre ellos, dos de los favoritos a hacer una buena clasificación: Enric Mas y Richard Carapaz. Pero lo peor no es la caída, que va en el oficio. Lo malo es que han perdido sus opciones a la general. El mallorquín abandona (parece que se ha roto algo), y el ecuatoriano, a pesar del porrazo, tira de testiculina.

Confieso que estoy un poco decepcionado. Los «segundos espadas» no son ambiciosos (los Pello Bilbao, Aramburu, Omar Fraile, etcétera). Si creen que van a estar con los gallos en Pike se van a comer un zurullo. Deberían haberse movido ya. Y es que sin locura no hay éxito, y no les van a quedar ni las miguitas del pan.

Esa falta de ambición me enoja: estoy como un chino, «amalillo de labia».

Lo mejor es el ambiente. Las carreteras están repletas de aficionados entregados. El Tour ama el País Vasco y el País Vasco bebe los vientos por el Tour.

Y llega Pike, y el UAE (equipo de Tadej Pogacar) se pone en modo avión. Una apisonadora. Pronto queda claro que Pogacar y Jonas Vingegaard juegan en otra liga coronando (con el semidesconocido Victor Lafay) la cima solos. Los cojones en la mesa. Pogacar está: buena noticia. Después de la caída y la lesión, el aficionado ve que Tadej tiene TNT en las piernas. Promesa de un Tour divertido entre los dos últimos ganadores de la ronda francesa.

Incluso, veo que Pogacar pide relevo, y el danés dice que nanai de la china. El esloveno va cachondo, parece que ha pedido los servicios de un Fakir, porque se eleva sobre la bicicleta que da gusto verlo.

¿Y Jonas?

Jonas va resoplando: pone cara de jugador de póker, de «quieto parao» o a lo mejor vuelves sin blanca.

Pero no. No pasa nada.

Arriba hay fumata blanca, y los meritorios se agrupan. En la bajada a Bilbao se largan los Zipi y Zape británicos del pelotón (Adam y Simon Yates). El Jumbo arropa a Jonas. Y Pogacar, favorito en una llegada así, rechina dientes.

Los traviesos gemelos van a llegar con un puñado de segundos, y uno solo va a llevarse la gloria.

Gana Adam. No le hace falta esprintar; Simon peta en los últimos instantes. Cerca de la meta está la Basílica, y Adam es bendecido, es el elegido por la Amatxu de Begoña.

Atrás llegan los favoritos (un grupito de doce) a una docena de segunditos. Con ellos están el joven Carlos Rodríguez, que debuta en el Tour, y Mikel Landa. El vasco salva los muebles en una etapa demasiado explosiva que no lo beneficia. Bien por el de Murguía.

Tadej Pogacar queda tercero y celebra los segundos de bonificación y el liderato de su compañero de equipo.

Entre festejos y parabienes, llega el ecuatoriano (Richard Carapaz) a una minutada, hecho un Cristo. Dudo que salga mañana (ojalá me equivoque) porque tiene un aspecto que no lo salvan ni los filtros que emplea Madonna en Instagram.

Ayer a la mañana, antes de ver la etapa cómodamente en mi pisito y jugar a ser cronista con este post, me largué con buenos amigos txirrindularis a una de mis ermitas favoritas (ya acreditada en mi blog hace años): «San Jorge y San Urban» en el barrio de Urkiaga (Zeanuri, Vizcaya).

Espero que os gusten las nuevas fotos.

Salud y pedales.