REFLEXIONES «TXIRRINDULARIS» LXXVII. POR QUÉ EL MANTRA POPULISTA «VAMOS A SUBIR LOS IMPUESTOS A LOS RICOS» SIGNIFICA QUE LA SUBIDA VAMOS A PAGARLA TODOS MENOS LOS RICOS

Publicado: 18 junio, 2023 en Artículos Opinión, CICLISMO

Ermita «Nuestra Señora del Camino» en Butrón (Gatika)

Ya empezó. Comenzó el torpedeo de las elecciones generales. Es como el día de la marmota: idénticas soluciones a problemas, pero solo que con distintas caras.

Caras sonrientes, eso sí. Y, qué porras, es como esa sonrisa de tu archienemigo que, cuando se aproxima, dispara tu sentido arácnido, porque tu intuición te chilla que algo no va bien. O como el pelma que se acerca a comerte la oreja, con sus «soluciones milagrosas», para luego traicionarte.

«Soluciones», sobradamente comprobadas, que son humo y mentiras. Y la que nos ocupa hoy, en este post, es el atemporal «vamos a subir los impuestos a los ricos y las grandes corporaciones» (Yolanda, cuentacuentos, Díaz dixit). Una medida tan naif como desastrosa. Un zurullo tan gordo que si sigue en boca de ciertos políticos es porque funciona. Funciona porque, ¡sopla!, hay gente que se lo cree.

Si lo crees con veinte castañas, pues tiene un pase (eres un crío, vas a empezar a votar y tienes la materia gris llena de unicornios); con treinta, ya empieza a ser preocupante y con cuarenta o más, no hay solución ni salvación, ya es como un cáncer con metástasis avanzada.

Uno se pregunta de dónde rábanos puede venir gente tan crédula. Supongo que, por lo que sea, se inculca el odio (y la envidia) a los que les va bien y no se alcanza a comprender que el enemigo no es el rico. No, no lo es. Nuestros enemigos son los falsos profetas, los políticos que no son más que parásitos y necesitan crear un enemigo para medrar.

Y no seré yo aquí el «amiguito» de los ricos. Obviamente, los ricos no pueden ser más que el resto de los mortales, pero tampoco menos. Porque subir los impuestos a las grandes fortunas significa (disculpen el reduccionismo, pero lo desarrollo en un par de puntos más adelante) que ese aumento vamos a pagarlo nosotros. Sí, nosotros, es decir, la clase media y trabajadora. Para que quede más cristalino: el 99,9% de la ciudadanía.

Y no lo digo porque sea un economista de la repanocha ni un místico visionario. Solo hay que ser observador y leer un poco de historia económica. Este paquete de medidas populistas, por las que no te dan ni veinte duros en la casa de empeños, que ya se ha empleado (y se sigue empleando) en otros países, siempre tiene, principalmente, dos groseras consecuencias:

Las grandes fortunas se largan del país. No quieren ser saqueadas y buscan lugares más amables en los que invertir su capital. Por tanto, los cálculos del gobierno en recaudación se van al traste y, ¿adivinad quién va a sufragarlos? Exacto, nosotros.
Las multinacionales que se quedan no van a menguar su margen de beneficios porque les impongan un tributo exclusivo. No. Lo mantendrán y será el producto, su importe final, el que se encarecerá. Por ejemplo, imaginemos que ese impuesto especial es del 20%. Cuando vayas a tomarte una Coca Cola al bar que te gusta, en vez de tres euros te costará cuatro. Pagas el «impuesto a los ricos y grandes corporaciones» de forma indirecta.

En resumidas cuentas, te van a dar por delante y por detrás. Vas a ser la meretriz y, además, vas a pagar la cama, el hotel, el Uber, la pizza y el whisky doble. Pero, oye, lo haremos felices porque «vamos a joder a los ricos». Es que es tan de mofa que lo hace a uno subirse por las paredes.

Por supuesto, todos acabaremos en el camposanto, pero parece que algunos tienen prisa por creerse este tipo de experimentos. Porque el coste será pobreza generalizada, presión fiscal desmedida para que nadie emprenda (adiós a los autónomos), destrucción de pymes y la desaparición de la clase media.

Porque, en verdad, para la izquierda el rico eres TÚ.

No quieren que tengas dinerito en el bolsillo y hagas lo que quieras con él, y, si piensas lo contrario, que Alá te guarde y el profeta te colme de bendiciones (porque lo vas a necesitar mucho, muchísimo). No. Su objetivo no es dejar sin blanca a los ricos, sino a ti. Nosotros somos su objetivo. Quieren tener el dinero para luego repartirlo como les convenga mejor a ellos, porque so pretexto de que necesitan recaudar para educación, salud, infraestructura y servicios públicos, juntan el dinero para repartir váuchers culturales de 400 euros para comprar el voto joven, subvencionan chiringuitos y despilfarran fondos en sus proyectos populistas disfrazados de acción social. Antes de subir los impuestos, deberían revisar el gasto. ¿Qué están haciendo con nuestro dinero? ¿Sabemos cómo y en qué están gastando el dinero que ya pagamos en impuestos? ¿Cuánto de ese dinero va a la educación y a la sanidad y cuánto a gastos superfluos que solo sirven a la política? Y es que la sanidad y la educación son el caballo de Troya para que nos dejemos expoliar sin rechistar.

En realidad, el objetivo de gente como Díaz, una comunista con bolsos de Louis Vuitton, es crear un estado mastodóntico, sin clases; mejor dicho, con dos clases: la ciudadanía, todos pobres, y ellos, la oligarquía gobernante con sus amigos, que controlarán todo el mercado y los recursos. Por eso, es necesario más control del Estado, más intervencionismo, menos libertad, menos libre competencia, para que la gente dependa cada vez más del Estado y menos de sí misma. Es necesario asfixiar al autónomo, al emprendedor, y gravar con más impuestos a las inversiones particulares (algunas, las que han tenido la suerte de poder hacerlo, que ya han tomado las de Villadiego).

Lo siguiente sería la expropiación. Muchos dirán que aquí ya me paso de frenada y que soy un alarmista desaprensivo, pero ya podemos ver aquí el nulo interés que existe en nuestras leyes cuando te okupan la casa. El Estado no te defiende, casi justifica al okupa y lo pone como víctima, ese es el comienzo de la violación del derecho a la propiedad privada. De ahí a okupar un predio u otro tipo de instalaciones, hay solo un paso.

Si lo pensamos bien, un estado comunista o socialista se asemeja mucho a uno feudal.

En rabiosa actualidad, podemos echar un ojo a nuestros hermanos argentinos y ver los que nos espera con esta birria de políticos. El mismo Pablo Iglesias se declaró socio político de Cristina Kirchner en un reportaje para medios de comunicación de ese país. Y no nos confundamos, el Sumar de Yolanda (sí, esa que dice que «los hombres de izquierda son un peñazo») es un simple lavado de cara de Podemos, porque la ideología de fondo es la misma o peor, porque tiene sonrisas y buenos modales.

Vale mucho la pena estudiar bien cómo está Argentina y por qué, y entonces, el que sea un convencido, pues que los vote.

Pero luego que no llore.

Salud y pedales.

*Sobre el peligro de que España acabe siendo la Argentina de Europa escribí un post que puedes leer pinchando aquí.

Ritxard Agirre – https://ri2chard.wordpress.com/

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